No hay una manera sencilla de hacerlo, pero si sigues algunas pautas, es posible que encuentres la solución que mejor se adapte a tus necesidades. Vayamos al grano, Lectura recomendada!
El presupuesto es lo primero que debes tener en cuenta. No necesitas enamorarte de un servidor caro si no está dentro de tu presupuesto. Cuando tu billetera solo alcanza para un sedán, estás pensando en Ferraris. Asegúrate de ceñirte a tu rango de precios.
A continuación, determina tus necesidades. ¿Qué harás con él? ¿Qué pasa si necesitas algo básico para alojar sitios web simples? Si planeas manejar grandes bases de datos y ejecutar software pesado, necesitarás un servidor más robusto. Si no estás seguro, realiza un pseudoataque en ambas opciones.
¿Y dónde está ubicado exactamente el servidor? Puede que no lo creas, pero este es un factor crucial. Alojar tu sitio web con un proveedor en Europa podría ser como enviar un correo electrónico a América Latina. Ten en cuenta la velocidad y las latencias. Cuanto más cerca, mejor.
La seguridad es otro factor importante. No querrás que tu información sea más accesible que los chismes del vecindario. Puedes preguntar sobre posibles medidas de protección. Debes realizar copias de seguridad automáticas. Debes salir corriendo si alguien dice: “Contamos con la suerte”. La seguridad es más que eso.
No te olvides del soporte técnico. ¿Necesitas soporte las 24 horas del día, los 7 días de la semana? ¿O puedes arreglártelas con un horario limitado? Si sueles trabajar en horarios extraños, necesitarás un servicio que esté siempre disponible. Nadie quiere encontrarse en problemas a las 2 a. m. sin nadie a quien recurrir.
Escucha a tus compañeros de trabajo. Escucha a quienes te rodean. Pregunta en las redes sociales, foros u otros lugares públicos. Puede que descubras joyas ocultas y evites cometer los mismos errores que los demás.